Hoy hablamos del tradicional Bingo, un juego de azar que consiste en tapar todos los números que salen en forma de bola de un gran bombo. Cuando tu tarjeta cuenta con todos los números se grita “bingo” y ese jugador ha ganado la partida. Pues bien, todos los juegos tienen su origen en el pasado y éste no va a ser menos.
Algunos expertos hablan de que proviene de la época romana. Se introducían en un recipiente bolas numeradas que representaban a las distintas aldeas y en base a los aciertos y como compensación a su suerte, los caballeros y soldados hacían los cobros en oro, plata, minerales, joyas u objetos de valor. Esas retribuciones pagarían la alimentación de los ejércitos y los combates de conflictos y conquistas. Los defensores de esta teoría dicen que con el paso del tiempo esta práctica se convertiría en una diversión para visitantes y exploradores y ya serían ellos los que se encargarían de extenderlo por el resto del mundo.
Otras teorías fijan el origen de este juego en la Lotería de la Italia del siglo XVI, es decir que el antecesor del bingo actual es el “II Giocco del Lotto d’Italia”. Los elementos que intervenían en la lotería italiana son la tómbola, las bolas numeradas, el bolillero y los cartones.
En 1800 el bingo ya se había propagado por toda Europa y de forma temprana este juego de azar fue adaptado a juegos educativos para aprender números, letras e incluso animales. Estos juegos de mesa fueron diseñados para proporcionar a los niños de 3 a 6 años diversión al mismo tiempo que aprendían.
En 1977 se autorizó en España la posibilidad de jugar al Bingo, además nacía un nuevo sistema que contaba con 90 bolas. A día de hoy es difícil pensar en alguien que no haya jugado a nuestro Bingo XXL Premium o al Bingo-Lotto. ¿Jugamos?
